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Baño.
La frecuencia del baño del perro viene dada en gran medida por las condiciones de vida del perro. Un perro que comparte con nosotros al interior de la casa requerirá un baño más frecuente que uno que viva solo en caniles por lo que implica la convivencia del animal con nosotros y nuestra familia. Otros factores a considerar son el tipo de pelo del perro y el trabajo que haya realizado últimamente. Así y todo no es recomendable bañar al perro mas de una vez al mes, a excepción de que haya estado en contacto con tóxicos o materiales peligrosos o insalubres, en cuyo caso la mejor medida es lavarlo inmediatamente para evitar problemas futuros.
Debemos tener en cuenta que el shampoo arrastra la película grasa que tiene la piel, y por lo tanto, cuanto más a menudo se bañe a un perros más liso y suave será el manto. Para ello, debemos elegir productos hipoalergénicos diseñados especialmente para perros. En el caso de los terriers y otras razas de pelo duro, suelen ser particularmente sensibles y es mejor utilizar shampoos especiales para perros de pelo duro.
Cepillado.
El cepillado debe hacerse tan frecuentemente como sea posible, y no menos de una vez a la semana. Este procedimiento no solo ayuda en la limpieza e higiene del perro al retirar la suciedad y los pelos muertos sino que y nos da la oportunidad de descubrir la presencia de cuerpos extraños, parásitos, pequeñas heridas, bultos o tumores y de comprobar la contextura general del perro, muchas veces imperceptible de otra manera en ejemplares de abundante pelaje. A la vez fortalece nuestro vínculo con ellos.